Descripción
Los ñandúes son aves de largo cuello y cabeza pequeña, pico aplanado y
ancho en la base pero redondeado en el extremo, lengua carnosa y corta.
Son mayormente de color gris con algunas zonas más pálidas. Sus alas
terminan en una punta córnea y sus plumas son llamativas, muy grandes,
anchas y blandas. Sus patas son largas, robustas, terminadas en 3 dedos,
y están desnudas hasta el tobillo. Las hembras son de menor tamaño que
los machos y tienen la base del cuello y el pecho más claros.
Llegan a medir 180 centímetros de altura y sus alas no le permiten
volar, sino que las usan para mantener el equilibrio durante la carrera.
Distribución
Habita todas las llanuras sudamericanas, desde el Brasil hasta la
Patagonia; se la encuentra en las pampas que se extienden desde el
Atlántico a la cordillera andina, desde las selvas vírgenes bolivianas,
el gran Chaco, Paraguay, Brasil y Uruguay hasta el extremo meridional de
Argentina.
Hábitat
Es un ave de zonas esteparias que evita montañas y bosques para
establecerse tanto en las colinas como en las llanuras. Es común verlo
en campos y zonas agrícolas abiertas, principalmente de baja vegetación
(hasta 50 cm), donde pueden anidar con cierta seguridad, alimentarse
mientras vigila y, en caso de peligro, poder huir rápidamente.
Comportamiento
Cada macho es acompañado de cinco a siete hembras; este grupo habita
un cierto territorio en que el macho impide que entre algún rival.
Cuando pasa la época de celo se agrupan varias familias, llegando a ser
un total de sesenta o más individuos, los cuales no generan lazos
estrechos ya que se separan con facilidad.
Excelente corredor, su paso promedio mide cincuenta y cinco
centímetros y cuando trota con las alas desplegadas, sin prisa aparente,
da pasos de un metro; si se siente perseguido da saltos de un metro y
medio. A menudo cambia de dirección en su carrera, levantando un ala y
bajando la otra para conservar el equilibrio. Logra saltar zanjas de
hasta tres metros, agitando las alas para darse impulso. Pasa corrientes
de agua a nado pero evita las pendientes empinadas ya que le resulta
difícil ascender por ellas.
La denominación de “ñandú” imita el grito del macho en la época de
celo. Fuera de este período machos y hembras emiten un sonido sibilante,
mientras que los pequeños pían como pavos. Estas aves acostumbran
resoplar para demostrar su enojo.
En la época de más calor acostumbra dormir durante el día y muestra su mayor actividad al anochecer.
En la libertad sólo se muestra agresivo con los otros machos, pero en
cautiverio ataca a picotazos y coces a cualquier ser que se le
aproxime.
Alimentación
Su dieta principal consiste en pastos e insectos. En áreas agrícolas
se alimentan de alfalfa y de dicotiledóneas. También come roedores y
reptiles de tamaño reducido, aunque en muy pequeña cantidad, así como
frutos y hojas. Ingiere piedras pequeñas para facilitarse la digestión,
de la misma forma en que hacen las gallináceas.
Parece que el rocío y la lluvia le fueran suficiente; rara vez se lo
ve bebiendo. Cuando lo hace, sorbe el agua con el pico y traga
levantando la cabeza como hacen las gallinas.
Reproducción
El macho es apto para la reproducción a los dos años. En octubre, a
comienzos de la primavera, reúne un harén constituido por entre tres y
siete hembras y expulsa a picotazos a todo rival que pretenda
introducirse en su territorio. Se exhibe realizando extrañas danzas ante
las hembras que lo rodean: camina con las alas separadas y colgantes,
inicia su carrera, modera su velocidad y prosigue a un paso majestuoso,
se inclinas hacia el suelo y reemprende la danza, mientras que emite un
grito sonoro y grave.
Es el propio macho quien nidifica, excava en el suelo un hoyo poco
profundo en el que acumula hierba seca. La puesta consta de huevos de
color blanco amarillentos de unos trece centímetros de diámetro
longitudinal, cuya cantidad es variable y oscila entre siete y cuarenta.
El peso de cada uno es de casi un kilogramo. El macho expulsa a las
hembras que no han completado la puesta, por lo que éstas se ven
obligadas a poner los últimos huevos fuera del nido.
Es el macho quien efectúa la incubación. Inicia empollando por la
noche y hasta la mañana, cuando se evaporan las gotas de rocío. Deja el
nido ante el menor ruido y no regresa hasta pasado el supuesto peligro,
pero con el tiempo se va haciendo más cuidadoso y sólo abandona la
nidada si el peligro es inminente.
La eclosión se produce a las seis semanas de efectuada la puesta y es
también el macho quien le brinda los cuidados que necesitan, sin que
las hembras tengan intervención alguna.
Subespecies
Actualmente se reconocen cinco subespecies de ñandú que difieren en algunas características y en el rango de distribución.
La subespecie
Rhea americana americana es la más grande de todas y se distribuye en casi todo Brasil, exceptuando el extremo sur y suroeste del país.
Rhea americana intermedia se limita al sur de Brasil, más específicamente al estado de Rio Grande do Sul, y a Uruguay.
A
Rhea americana nobilis se la encuentra al este de Paraguay
Rhea americana araneipes está dispersa por el chaco paraguayo, Bolivia, y el estado de Mato Grosso en Brasil.
La subespecie
Rhea americana albescens se distribuye en las llanuras argentinas al sur de la provincia de Río Negro.
El ñandú y el hombre
Debido a su gran tamaño, el ñandú siempre fue apreciado por su carne,
huevos, cueros, grasa, huesos, por distintas culturas indígenas, por
los gauchos, e incluso por la sociedad de hoy día. En la pampa
argentina, los huevos de ñandú se consideran muy apetecibles y se
consumen con la técnica de perforarlos por un extremo para sacarles la
clara que tiene poco gusto, se introduce sal y pimienta y se cocina en
la misma cáscara sin dejar de remover.
También es común la caza y posterior liberación del ave para quitarle
las plumas, las cuales son comercializadas en forma de artículos de
limpieza y vestimenta. Además se come la carne del animal la cual, si
bien es bastante consumida en el ambiente rural, no tiene mucho mercado
para explotarla de manera comercial. Recientemente algunos países como
Uruguay, Canadá, Estados Unidos e Inglaterra han comenzado a valorar la
carne del ñandú, aunque no a gran escala.
Tradicionalmente, se han usado varias formas para proceder a su caza,
de las cuales la más curiosa es realizada por jinetes, la que consiste
en perseguirlo y arrojarle boleadoras. Cuando el ñandú ve aproximarse al
jinete intenta engañarlo deteniendo su huída y dejándose caer como si
estuviera muerto.
Todo esto ha hecho que el ñandú se considere como "cercano a la
amenaza" ya que se estima que su población ha disminuido a un ritmo que
la está acercando a la categoría "vulnerable".
Los ñandúes nacidos en cautiverio pierden su habilidad para reconocer
depredadores, principalmente si han estado aislados de ellos por varias
generaciones. De acuerdo al tiempo de aislamiento, algunas reacciones
de defensa quedan en la memoria del animal, permitiendo a
conservacionistas aplicar técnicas para incrementar las respuestas
anti-depredadores. De esta manera se podría reintroducir la especie en
la naturaleza y habría mayores posibilidades de supervivencia. Pero esto
aún es un experimento en desarrollo y aún no hay pruebas con animales
reintroducidos.